La confianza es la pieza más importante en el éxito de las empresas que están creciendo actualmente a pesar de la pandemia, porque vale más una empresa que trabaja en generar confianza que otra que solo se concentra en sus productos o servicios.

Y la confianza no solo debe existir con los clientes sino también, y aún más importante, al interior de tus equipos de trabajo. Tus colaboradores deben creer en ti y confiar en sus compañeros, deben entender que su trabajo es sumamente importante y que sus logros generarán trascendencia real en la propia empresa y en la sociedad.

Estamos en temporada de Informes de Gobierno y aunque la pandemia ha obligado a los gobernantes a mudarse a la arena digital, en su mayoría se mantienen las viejas, anacrónicas y dinosauricas formas de comunicar que no generan el más mínimo impacto en la sociedad.

A continuación señalo los errores más comunes que detectamos en los informes de gobierno:

Si hablamos de estrategias de publicidad, marketing y conexión emocional, las marcas le llevan un abismo de ventaja a los políticos y sus gobiernos.

Mientras las empresas buscan posicionar sus conceptos y valores antes de vender sus productos, los políticos buscan promoverse burdamente a si mismos sin antes conectar con las necesidades de los ciudadanos.

La creatividad de las agencias publicitarias y su disposición a tomar riesgos, a innovar y a marcar tendencia, son acciones que los candidatos y gobiernos deberían de emprender frecuentemente y de forma más inteligente.

En esta compilación reunimos algunos grandes spots empresariales que han sido pautados durante esta emergencia del coronavirus. Son spots breves, pero con pincelazos sumamente emocionales.

Mientras muchos políticos quieren aprovechar la situación para impulsar sus mezquinas agendas, el objetivo de las marcas es claro: Acompañar a las personas en esta crisis y no venderles (aún) sus productos.

En el manejo de la crisis por el coronavirus, las acciones de los líderes políticos y organizaciones toman mayor sentido cuando son acompañadas por campañas de comunicación que muestran altos niveles de creatividad, claridad e inclusión.

En tiempos de obscuridad política y social, solo la comunicación que es clara, práctica, concisa, directa, simplificada e incluyente será memorable, trascendente y sobre todo útil para los ciudadanos.

Hoy compartimos contigo algunos excelentes spots que gobiernos y organizaciones han lanzado durante esta pandemia.

Ronald Reagan Presidente de Estados Unidos retó en 1987 a Mijaíl Gorbachov, líder soviético para que derrumbará el Muro de Berlín.

El lugar, la Puerta de Brandeburgo y el público, cerca de 45 mil personas y dos grandes paneles de vidrio blindado que protegían al presidente americano de posibles francotiradores

El llamado a derribar el muro, como un excelente soundbite de su discurso, se convirtió en un grito de guerra y pasó a la historia cuando meses después el muro de berlín empezó a caer.

El gran referente de los discursos mundiales lo ofrece Martin Luther King.

Encabezando la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, este discurso que el líder afroamericano pronunció tras la marcha masiva de agosto de 1963, en Washington ha marcado la historia del mundo.

¿Su audiencia? Más de 200.000 personas en vivo frente al monumento a Abraham Lincoln.

Como un primer contexto del discurso del Rey, esta es la tercera vez en la era democrática de España que un monarca se dirige a la nación al margen del tradicional mensaje Navideño.
Esto habla de la magnitud de la situación de la pandemia y de la necesidad de que la realeza española pudiera transmitir un mensaje de cercanía con la gente que está sufriendo por esta enfermedad.
Como si fuera parte de un manual, el Rey utilizó todas las claves que un discurso de crisis debe tener:

Por primera vez en la historia, la globalización nos ha permitido a todos los ciudadanos del mundo centrar nuestra atención en un mismo tema: El Coronavirus.

Aunque históricamente han existido muchos sucesos de interés global, ninguno había convertido a cada persona de este planeta en potencial epicentro de la misma catástrofe.

La lejanía con la que veíamos graves sucesos en otro continente también se reflejaba en una empatía muy lejana o ausente. Una guerra en Medio Oriente resultaba intrascendente para un latinoamericano, mientras que una matanza en México tampoco conmovía a la gente de África o Asia.

Así que el impacto del COVID-19 no solo es sanitario o económico, es brutalmente emocional con un alcance global.

Se han desaparecido las fronteras, las barreras del idioma y la condición económica. Nadie puede pisar tierra firme, nadie está a salvo. Todos vivimos las mismas angustias, la misma incertidumbre, el mismo miedo y por lo que se ve venir, el mismo dolor.

En este escenario de emociones a flor de piel, magnificadas por un largo encierro obligado ¿Qué pueden hacer los líderes del mundo para gestionar la crisis, brindar tranquilidad y motivar a la gente a obedecer el #QuédateEnCasa?

De la mentira a la conspiración

La mentira siempre ha existido a lo largo de nuestra historia y con ella una consecuencia lógica: la desconfianza.

Existen miles de fabulas, cuentos infantiles y hasta pasajes bíblicos que dan cuenta de personajes que fueron traicionados después de confiar en alguien o algo, como la pequeña caperucita que confió en el lobo feroz y terminó siendo devorada.

El internet y las redes sociales, como las herramientas de información de mayor alcance, físico, psicológico y emocional que hayan existido, son un espejo y un gran alimentador de la desconfianza ciudadana que viven millones de personas en todo el mundo.

No importa si se es rico o pobre, letrado o ignorante, un premio nobel o un estudiante, un gran empresario o un modesto trabajador. La desconfianza a todo lo que se lee o se escucha invade a todos por igual.

Por supuesto que elementos para desconfiar existen por docenas y el fracaso actual de muchos gobiernos, instituciones, partidos políticos, medios de comunicación e iglesias de todos los credos reafirman el sentir de las personas.