De la mentira a la conspiración
La mentira siempre ha existido a lo largo de nuestra historia y con ella una consecuencia lógica: la desconfianza.
Existen miles de fabulas, cuentos infantiles y hasta pasajes bíblicos que dan cuenta de personajes que fueron traicionados después de confiar en alguien o algo, como la pequeña caperucita que confió en el lobo feroz y terminó siendo devorada.
El internet y las redes sociales, como las herramientas de información de mayor alcance, físico, psicológico y emocional que hayan existido, son un espejo y un gran alimentador de la desconfianza ciudadana que viven millones de personas en todo el mundo.
No importa si se es rico o pobre, letrado o ignorante, un premio nobel o un estudiante, un gran empresario o un modesto trabajador. La desconfianza a todo lo que se lee o se escucha invade a todos por igual.
Por supuesto que elementos para desconfiar existen por docenas y el fracaso actual de muchos gobiernos, instituciones, partidos políticos, medios de comunicación e iglesias de todos los credos reafirman el sentir de las personas.